Uno de los aspectos fundamentales, de los que soy consciente, que tengo y tendré que seguir teniendo, aunque algunas veces la pierda, tanto para mi misma como para los demás, es LA PACIENCIA.
A veces, esta palabra me lleva a una posición nada fácil que me exige mucho control y buenas dosis de espera que no siempre logro. En esos momentos, siempre busco un segundo para recordarme que: No todos los ojos lloran al mismo tiempo, ni las caídas se producen a la vez, ni tampoco los momentos para cada uno se reparten siempre de la misma manera.
Ser paciente es tener esperanza y fe, de que a pesar de todo, porque creo decididamente en una justicia natural, todo estará bien y en su justo sitio, mas tarde o mas pronto. Y creo muy firmemente que la vida tiene sus propias reglas, sus propias normas, que nada tienen que ver con las que imaginamos generalmente y rutinariamente. Normas inexorables que a pesar de todo y por encima de todo, se consuman sin remedio. Por eso, solamente hace falta saber esperar. Todo se arregla, de una forma u otra, lo que ahora ante nuestros ojos parece que no tiene remedio…un día lo tendrá. Muchas veces, en muchísimas ocasiones, es la propia vida la que se encarga de aclarar, de aclararnos el panorama.
Me doy tiempo, date tiempo, dejemos que discurran los días en la certeza de que todo se recolocará en el lugar que debe.
Acostémonos con la tranquilidad de que todo está bien. Amanezcamos con la esperanza de que eso que tanto anhelamos… llegue.
DESDE UN ANTES Y UN DESPUÉS
