DESDE UN ANTES Y UN DESPUES

Nací sin saber por qué. He vivido sin saber cómo. Y muero sin saber cómo ni por qué.
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DESDE UN ANTES Y UN DESPUES
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Para ver un lunar en nuestra cara es necesario mirarnos a un espejo, de otro modo no sabriamos que existe.
Cualquier espejo es una posibilidad de aceptar, de ver más allá de lo obvio, de ver profundamente.

lunes, 25 de abril de 2011

PARA TODAS LAS MUJERES: MADRES O NO


De la única vivencia de mi vida, por la que ha valido la pena llegar hasta hoy ha sido la de SER MADRE.

Muchas son las experiencias que vivimos con la llegada de nuestro bebé. Las cuales y, a pesar de tantas preparaciones, lecturas y practicas, desde el momento en que lo tenemos en nuestros brazos, todo pasa a ser nuevo.

No sabría decir, si es por nuestra propia naturaleza, pero aun viéndonos desbordadas sabemos bien como ir resolviendo cada situación. Eso es una de las maravillas de ser Madre.

Este pequeño ser, al cual empezamos a conocer, lo encontramos tan indefenso y vulnerable, que muchas veces por miedo de lastimarlo, no sabemos bien cómo atender algunas puntuales necesidades básicas. Pero salimos adelante, en el día a día, y con la misma fuerza cada día, resistiendo ante toda tempestad, sea del origen que sea.

Yo, ya tengo un “grado más” porque soy abuela. Y estoy experimentado y vivenciando, en la medida en que me lo permiten, lo de ser abuela. Al respecto me gustaría decir solo un comentario. Yo me atrevería a pedirles a esas madres que nos han hecho, tan felizmente abuelas que sepan que no queremos, acaparar nada ni quitarles nada, que nos quedamos a la espera de….. Y decirles que nuestro AMOR hacia esos bebes es inmensamente inexplicable, porque no sabría detallar, clasificar y definir: INMENSO E INEXPLICABLE.

Con unos días de adelanto FELICIDADES MAMA.

DESDE UN ANTES Y UN DESPUES

jueves, 7 de abril de 2011

SABER PERDONAR / EL PERDON ES COMO EL AMOR, simplemente se da como un regalo, sin condiciones.‏



No podemos pasar nuestra vida guardando resentimientos, cargados de ira, de rabia, con acciones que demuestran nuestros rencores para con quienes nos han originado muchas veces sufrimientos.

Debemos cultivar el perdón, manejarlo adecuadamente de tal forma que nos genere armonía, tranquilidad, que nos permita manejar equilibradamente nuestras emociones de tal forma que no nos afecte en nuestro diario vivir.

Se ha escrito al respecto, que cuando se guardan resentimientos, cuando se perdona pero no se olvida, la relación se envenena y las personas entran en un juego interminable de cobrarse cuentas pendientes, que como resultado hace infelices a todos los involucrados: al que no olvida, porque el simple hecho de estar recordando las cosas negativas le amarga la vida y le impide la felicidad, y al que se le están echando en cara las cuentas pendientes, porque se siente agredido cada vez que le presenten una factura de cobro.

Perdonar es abrir una válvula de escape para permitir la salida del veneno acumulado por el rencor y el resentimiento.

Cuando perdonamos, no estamos ayudando a quien nos ofendió, nos estamos ayudando a nosotros mismos, porque nos estamos deshaciendo de los sentimientos negativos y recuperando el equilibrio y la paz interior.

En toda relación humana se generan problemas y desacuerdos, se producen situaciones que pueden causar molestia y enfado, pero eso no implica que se tengan que quedar cuentas pendientes.

Hay dificultades y malos entendidos, incluso problemas graves de relación, pero si no se perdona, si se guarda rencor, la relación se va a corroer y la infelicidad va a ser la principal consecuencia.

El perdón no es cuestión de razón.

Para poder llegar al perdón, cuando se ha sufrido una ofensa, es conveniente tomar en consideración los siguientes puntos:

Aceptar el dolor: Tratar de aparentar que no me importa, es echarle tierra al asunto, pero debajo de esa tierra queda el resentimiento. Solamente reconociendo y aceptado el dolor se puede trabajar para eliminarlo de raíz.

Evitar la competencia: En ocasiones se toma la actitud de si el otro me hizo, yo le hago... No se trata de eso.

Valorar la ganancia, no la pérdida. Perdonar implica recuperar la paz interior, el equilibrio emocional. Al perdonar, la más beneficiada es la persona que otorga el perdón porque se deshace de los sentimientos negativos.

Buscar soluciones, no al culpable: Lo importante al perdonar es encontrar la manera de restablecer la relación y mejorarla, en vez de identificar quién tiene la culpa de que las cosas no marchen bien.

Evitar poner condiciones: Cuando se ponen condiciones, se corre el riesgo de caer en el chantaje. Te perdono si tú haces esto o aquello. Cuando vea que cambiaste, entonces te perdonaré. Estos planteamientos implican una compensación o una especie de desquite y mantienen vivas las actitudes negativas.

Regalar en vez de cobrar: El perdón es un regalo, no es una factura que más tarde se va a cobrar. Perdonar implica decirle al otro: te perdono, sin pedir nada a cambio. Si se pide algo a cambio, si se cobra, ya no hay perdón, hay transacción. El perdón es como el amor, simplemente se da como un regalo, sin condiciones.

Perdonar no es sólo de un hecho altruista orientado hacia los demás, sino que nos beneficia física y emocionalmente, porque elimina los sentimientos negativos que pueden perjudicarnos.

El perdón es un proceso que nos lleva a la liberación de nuestra ira, coraje, odio, resentimiento y nos lleva a una vida llena de paz. El no perdonar nos puede provocar enfermedades biológicas, psicológicas y sociales, puesto que los enemigos para la salud son miedo, rencor, odio y sentimiento de inferioridad.

DESDE UN ANTES Y UN DESPUES

domingo, 3 de abril de 2011

"La ilusión y la desilusión"


¿Por qué haces tanto por esa persona que ni siquiera te lo agradece y no merece tu apoyo?

Esta es una pregunta que me he planteado alguna vez, y estoy segura que ustedes o, algunos de ustedes también.

Les explico en pocas líneas como mantenerse constantemente feliz salvo, algún que otro momento de inevitable estar un poquito mal.

La fuente de las desilusiones está en la actitud que cada uno de nosotros tenga ante los demás.

Si estás esperando que la otra persona te agradezca lo que haces, es muy posible que te desilusiones siempre.
Aunque muchas veces, hay que decirlo, el interés en obtener una respuesta puede disfrazarse de muchas maneras. Algunas de esas maneras puede ser la de que, nuestra mente sitúa las circunstancias y habitualmente percibe lo que quiere percibir, pero, lo que percibe no se corresponde a la realidad.

Obsérvate muy sinceramente si al dar no estás esperando, algo del otro, aunque sea una sonrisa, un elogio o si buscas que haya un cambio de comportamiento que a ti te conviene o te agrada.


La felicidad está en ti misma, en ti mismo, en tu capacidad de enfrentar la vida con una actitud positiva y altruista
.

Si das algo de ti a otra persona y lo haces sin esperar nada a cambio, siempre estarás bien. Si la otra persona no te agradece, no importa porque no lo esperabas. Y si lo hace, mejor. Pero si nada esperas, serás mas feliz.

No es la otra persona el o ella la que te causa una desilusión, eres tú misma, tu mismo por haberte ilusionado antes.

Cuando damos un premio o recompensa a otra persona, o cuando le manifestamos nuestro agradecimiento o reconocimiento, no debe ser a cambio de lo que hará el o ella en un futuro.

Tienes que hacerlo por lo que ha hecho, y no por lo que hará. Cuando hago algo por otra persona, es porque soy feliz haciéndolo desinteresadamente.

No sé lo que hará hoy, y menos lo que sucederá mañana.

Pero si mañana toma otra actitud, no me siento desdichada por eso.

Si quieres ser más feliz, no te ilusiones.

No esperes nada de los demás. Sé también calurosa, caluroso en tus elogios y otorga reconocimiento a quien crees que se lo merece... por lo que ha sido hasta ahora.
DESDE UN ANTES Y UN DESPUÉS