DESDE UN ANTES Y UN DESPUES

Nací sin saber por qué. He vivido sin saber cómo. Y muero sin saber cómo ni por qué.
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DESDE UN ANTES Y UN DESPUES
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Para ver un lunar en nuestra cara es necesario mirarnos a un espejo, de otro modo no sabriamos que existe.
Cualquier espejo es una posibilidad de aceptar, de ver más allá de lo obvio, de ver profundamente.

miércoles, 8 de octubre de 2008

UN CANCER EXTENDIDO ALARMANTEMENTE

Quiero comentar en esta ocasión de un “tipo” de cáncer que se está extendiendo en forma alarmante en nuestra sociedad y que no es ni mas ni menos que:
La emisión de juicios, hablar de los demás es una práctica común, incluso aunque se tenga muy poca base y no tengamos argumentos, emitimos juicios en contra de las personas sólo por simples sospechas o por comentarios aislados, generados por personas rencorosas y frustradas que se sienten aliviadas hablando mal de los demás.

Definamos algunos términos que debemos tener bien claro:

De acuerdo al diccionario de la real academia de la lengua española,
Maledicencia
es la acción o hábito de hablar en perjuicio de alguien denigrándolo.
La calumnia
es aquella acusación falsa hecha con el propósito de causar daño.
La envidia
es la tristeza causada en uno por el bienestar de otro.

De la envidia nace el odio, la maledicencia, la calumnia, el chisme y la alegría causada por el mal del prójimo.

La maledicencia, la calumnia y el chisme son propios de sociedades poco evolucionadas y es la falta de ética lo que nos hace ocuparnos más de la vida de los demás que de la propia, tal es así que pareciera que el chisme se ha convertido en el deporte favorito de muchos de nosotros.

Hay gente que se pasa horas hablando o murmurando de otras personas, y muchas veces sin darse cuenta del error que están cometiendo, y lo peor es que ellos juran que no son chismosos. Otras veces el “error” es premeditado.

Existen artistas consumados en desprestigiar y hablar mal de los demás, y en hacer correr bulos contra quien les cae mal, sin considerar el daño que causan a las repercusiones que pueda tener sobre la persona calumniada.

También hay los que chismean sin maldad aparente, sólo para sentirse importantes, (¿no sabes la última?), y otros lo hacen maliciosamente, con la intención de causar daño a alguien en particular; puede ser por rivalidad, celos, competencia, enemistad, oposición, antagonismo, pugna, envidia, etc., todo ello empujado posiblemente por un gran complejo de inferioridad.

Se sabe que el rasgo principal del chisme es la mentira o la verdad dicha a medias, siendo parte importante, el infundio y la calumnia, y si a esto le añadimos que cada oyente, al momento de contárselo a otro, le agrega un poco más de sal de su propia cosecha, nos encontramos con monstruosidades que suelen acabar con el honor y la dignidad de una persona.

Los seres humanos somos generalmente egoístas y nos centramos en nuestros propios problemas, pero cuando se trata de encontrar defectos y hacérselos saber a todo el mundo, ahí sí sabemos centrar la atención en los demás y dejar nuestro yo de lado. Todos somos expertos en las vidas ajenas.

¿Será que mientras nos ocupamos de hablar de los otros no nos queda tiempo para mirarnos a nosotros mismos? ¿Descargamos en los demás nuestras propias frustraciones? ¿Hablamos de las carencias de éste o de aquél para no tener que afrontar las propias? ¿Nos escondemos en la broma y en sacarle filo a historias ajenas para no asumir nuestras propias incapacidades?

Cuando se genera un rumor, la bola va creciendo y cada persona por la que pasa va añadiendo algo de su propia cosecha y el mensaje original se ha convertido en algo irreconocible.
El daño causado por la maledicencia es muy difícil de reparar. No siempre nos damos cuenta del perjuicio. Se agravia, ofende y calumnia con un desparpajo increíble.
En muchos casos la maledicencia se basa en afirmaciones sin sentido, pero una vez que han sido pronunciadas causan un daño difícil de reparar.

Los chismes son informaciones deformadas, que tienen un ciclo similar a los rumores: nacen como si fueran seres vivos, se desarrollan y mueren. Incluso pueden reencarnarse con nuevos bríos o hasta con nuevo cuerpo. El chisme es producto de la convivencia social y se aprende con el tiempo, y todos de alguna forma lo hemos practicado.

Un comentario infundado generalmente está constituido por una serie de mentiras o exageraciones que tal vez lleguen a perjudicar a uno o varios individuos, dependiendo de la intención de quien lo genera.

El que murmura hace daño a tres personas, a él mismo, al que escucha sin desmentir al hablante, y a la persona de quien se murmura. Si se tiene algo que reprochar a alguien, él es la primera persona que debería escuchar el reproche, pero lamentablemente por la falta de sinceridad que nos caracteriza, eso no suelo ocurrir asi.

En el caso de la calumnia, ésta es considerada como un modo de difamación que destruye a la persona afectada, no sólo por las heridas que produce, sino por la dificultad de repararlas. Aunque a uno le importe poco la opinión ajena, la calumnia abre las puertas a la duda.
La calumnia tiene su mejor cómplice en el “piensa mal” y hace tambalearse hasta las más firmes convicciones acerca de la rectitud o la honradez de una persona, incluso una vez aclarada la mentira.

Y todo esto lo he vivido y sigo viviendo en primera persona.
Cuando mas mal me encontraba por todo lo que se generaba en este sentido hacia mi, llevandolo a los extremos de una "maldad" sin medida, un buen amigo me dijo entre otras muchas cosas: CUANDO EL DEDO DE UNA MANO DE QUIEN ACUSA INJUSTAMENTE SE DIRIGE ACUSADOR HACIA ALGUIEN, FIJATE QUE CON LOS OTROS TRES ESA PERSONA SE ESTA ACUSANDO A SI MISMA.



Citas famosas sobre el tema:

- “Mejor es vivir en el desierto o dormir con una gotera cayéndote en la cara en una noche lluviosa, que convivir con un chismoso” (Salomón).

- “Nada se expande tan rápido como la calumnia, nada se lanza con más facilidad, nada se acoge con más presteza ni se difunde más ampliamente” (Cicerón).

- “No hay montaña sin niebla ni hay hombre de mérito sin calumniadores” (Proverbio turco).

- ¡Quien te adule diciéndote lo que no eres, no estés seguro que no te calumnie contando lo no que eres!


Si queremos vivir una vida más significativa, debemos buscar la forma de dejar de “interesarnos” en las vidas ajenas y comenzar a preocuparnos más de nuestras propias vidas, es decir dedicarnos a mejorar y a corregir nuestros defectos. Debemos ser más sinceros cuando hablamos a las personas, y más tolerantes cuando hablamos de ellos. Si vemos algo con lo que no estemos de acuerdo o alguna cosa molesta, debemos ir directamente a él y hablarle claramente demostrando nuestros argumentos.
¡Cuántos males, sufrimientos y rencores serían evitados si habláramos con sinceridad!
DESDE UN ANTES Y UN DESPUES