DESDE UN ANTES Y UN DESPUES

Nací sin saber por qué. He vivido sin saber cómo. Y muero sin saber cómo ni por qué.
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DESDE UN ANTES Y UN DESPUES
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Para ver un lunar en nuestra cara es necesario mirarnos a un espejo, de otro modo no sabriamos que existe.
Cualquier espejo es una posibilidad de aceptar, de ver más allá de lo obvio, de ver profundamente.

martes, 17 de marzo de 2009

EL ADIOS


El proceso de vivir conlleva el saber decir ADIÓS a cada momento de nuestra vida, después de haberlo disfrutado, padecido o vivido intensamente.

El ADIÓS que necesariamente debemos dar a tantas cosas... pueden ser liberadores y gozosos, indiferentes, dolorosos, maduros y equilibrados.

El ADIÓS GOZOSO lo pronunciamos cuando nos libramos de aspectos y situaciones de nuestra vida que nos producen gran pesar y sufrimiento.

El ADIÓS DOLOROSO lo sentimos al no admitir una pérdida irreparable o al estancarnos en la nostalgia de un pasado que ya no volverá.

Damos un ADIÓS INDIFERENTE a personas y momentos que poco o nada han aportado a nuestra existencia. Logramos la plenitud interior con el ADIÓS maduro que sabe dar toda persona centrada, capaz de soltar el pasado sin resentimiento, pero también sin nostalgia enfermiza.

Decir ADIÓS con madurez sólo es posible si sabemos seguir siendo nosotros mismos en el inevitable proceso cambiante de nuestra identidad en constante crecimiento.

Decir ADIÓS con madurez y plenitud es saber centrar toda la energía vital, mental y psíquica en vivir el presente que es todo nuestro patrimonio y estar abiertos con esperanza al futuro.


No sabe decir ADIÓS, para su propia desgracia, quien sigue encadenado al resentimiento y al odio, a la incapacidad de perdonar o a la pena y al dolor de un pasado que, como es evidente, no puede negar ni cambiar.

Al obrar así, el incauto ser humano se convierte en esbirro y en carcelero de sí mismo. Saber decir ADIÓS de forma madura equivale a saber vivir y a ser libres interiormente porque nada ni nadie nos ata, entregados como estamos al gozoso sentimiento de vivir hoy como el primer día del resto de nuestra existencia.

Vamos a decir ADIÓS... por favor.

Nuestro destino humano es seguir diciendo ADIÓS a todo, porque todo se nos va, nos deja y abandona.

Pero hay algo que jamás nos abandona y es el AMOR que somos, el bien que hacemos, como realidad que nos trasciende y es mayor que nosotros mismos.

Nos despojamos de todo menos del AMOR universal al que pertenecemos.

“NO DESAPARECE LO QUE MUERE, SOLO LO QUE SE OLVIDA”.

“Aquellos que nos han dejado no están ausentes, sino invisibles.

Tienen sus ojos llenos de gloria, fijos en los nuestros, llenos de lágrimas”. SAN AGUSTÍN

DESDE UN ANTES Y UN DESPUES

DIJE


Dije: “ Dios, me duele.”

Y Dios dijo: “ Lo sé.”

Dije: “ Dios, he llorado tanto….. “

Y Dios dijo: “Para eso es que te dí lágrimas.”

Dije: “Dios, estoy tan deprimida….. “

Y Dios dijo: “ Por eso es que te di el brillo del sol.”

Dije: “Dios, la vida es dura.”

Y Dios dijo: “Por eso es que te di a seres queridos.”

Dije: “ Dios, mi ser más querido murió…”

Y Dios dijo: “El mío también.”

Dije: “Dios, es una pérdida tan grande…”

Y Dios dijo: “Vi al mío clavado en una cruz.”

Dije: “Dios, pero tu ser más querido vive….”

Y Dios dijo: “El tuyo también.”

Dije: “Dios, duele.”

Y Dios dijo: “Lo sé.”

DESDE UN ANTES Y UN DESPUES