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EL COTILLEO Y LA CRÍTICA NO SON INOCENTES
Hace tiempo pensaba que si alguien hablaba de alguien era porque realmente habia hecho algo.
Pero con el tiempo y experiencias propias, ahora se de los daños, ruinas, sufrimiento y lagrimas que provocan el mal uso de la palabra.
Nunca falta público para esta debilidad humana.
Me he preguntado muchas veces las causas de porque. Quizas: la envidia, los celos, la venganza, la cobardia de quien no es capaz de enfrantarse de cara con la persona, que si es capaz de críticar por detrás.
Las apariencias y las cortesías mal llevadas, disimuladas, hacen que se crítique y se murmure a las espaldas.
El murmurado o calumniador (masculino o femenino) se erige en juez, pero un juez que castiga y condena a la ligera sin corregir a quien o quienes condena. Ante estos "jueces" el o la acusada es siempre culpable.
A estas alturas, ya se que a menudo quien habla mal de otros tienen sentimientos de pequeñez, de bajeza, de la necesidad de justificarse rebajando a los demás a su propio nivel, y más abajo si cabe.
Lo deseable: Saber disculparse. La disculpa personal y pública es el remedio que se tiene para corregir el daño que se ha hecho a otro, a otra hablando mal de él o de ella.
Hablar mal de alguien causa destrozos a quien se le hace, pero tembien a quien lo hace.
El poco control de la palabra causa daños, angustias y enfermedades innecesarias.
Si me lo permiten, y por mi experiencia les recomiendo que: Cuando alguien habla mal de nosotros, la mejor respuesta que encontre y llevo a termino es el silencio y la espera.
Y por otro lado comprender la importancia de la palabra, incluida la mía, me ha ayudado a aprender, ser osada y callar. Tambien me ha hecho ver que hay que pedir perdón cuando se ha faltado a alguien con la palabra.
DESDES UN ANTES Y UN DESPUES